La distribución actual de los
seres vivos y en consecuencia, las características del área de cada especie
animal y vegetal, son el resultado de la influencia, tanto pasada como
presente, de factores internos, propios de los organismos, y externos, propios
de los medios en el que viven.
A) FACTORES INTERNOS
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7lJPaK6jTJmh7o4pzcq3L-Yq-2VVcwZzJeQj1Ev27A-fs-m2atgUC9XC1nZINz1GxCjNV0NiTqZHt5M9bhrt4UJI0lrD3xM-JGY51zkkIz624QMSCvutSzGES7b4gvN9nYVwV7C12Tdtu/s400/APROX.+5+JULIO.JPG) |
ninfas de Argiope, procedentes de una única puesta |
Cuando un taxón nuevo aparece en
un punto cualquiera del globo, la extensión de su área dependerá inicialmente
de sus potencialidades intrínsecas, relacionadas con su constitución genética,
como su capacidad de propagación, su amplitud ecológica o sus posibilidades
evolutivas:
1.- CAPACIDAD DE PROPAGACIÓN:
La expansión de una especie depende, en primer lugar, de su capacidad de
reproducción y de diseminación:
a.
Capacidad de reproducción: Una especie particularmente fecunda no
implica un gran número de individuos sobre la superficie del globo. La
capacidad de reproducción no viene dada por la cantidad de descendencia que
genera, sino que depende de la longevidad de sus individuos, su capacidad de
alcanzar un desarrollo completo para generar más descendencia.
b.
Capacidad de diseminación: O de desplazarse a distancias más o menos
importantes. La diseminación activa
se da en organismos dotados de locomoción. Corresponde al conjunto de sus
desplazamientos habituales o de mayor envergadura (migraciones). También puede
darse diseminación activa en plantas que proyectan las semillas a distancia
(balsamináceas, Ecballium o "pepinillo del diablo"), que originan rizomas subterráneos (helechos) o que dan
lugar a un nuevo individuo en las proximidades del progenitor por medio de estolones
aéreos, como las fresas. En la diseminación
pasiva, hay un factor externo que actúa como agente de transporte. Según sea
este agente, se distingue la anemocoría,
o diseminación por el viento, la zoocoría,
o dispersión por los animales, la hidrocoría,
o transporte por el agua y la antropocoría,
o diseminación, llevada a cabo por el hombre.
2.- LA AMPLITUD ECOLÓGICA:
Cada especie puede vivir entre dos valores límite de cada uno de los diferentes
factores del medio (ej., especie vegetal que puede vivir entre los 12-25ºC). Cuanto
mayor es la diferencia entre esos límites, mayor la amplitud ecológica y mayor posibilidad
de extensión de su área de distribución. El área estará poblada en general por
individuos que presentarán caracteres morfológicos y funcionales modelados por
las condiciones locales. Estas adaptaciones reflejan la plasticidad ecológica
de una especie en el plano fenotípico (conjunto de caracteres aparentes de un
organismo) y ponen de manifiesto simplemente una adaptación no hereditaria,
reversible, de cada individuo a su hábitat.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLHQcV7NpLkcEo5tLjVOqRJ83X33E4kq-AXVzKKV_ppkUNukJoLHcrL3vUSVEQrgS91ZxzUH1lUUwwOqhGqzKrJuEl0W4PrZUE7bU7kftrRB_GHHlWAp2gNrCQ6K0aQcdw9VE0Grk1kPcX/s320/Gentiana-clusii.jpg) |
G. clusii no tiene coloración verde en corola
como G. acaulis |
3.- EL POTENCIAL EVOLUTIVO:
Las aptitudes de un taxón para conquistar nuevos tipos de medio no se mantienen
inmutables desde su origen hasta su desaparición. Evolucionan constantemente,
puesto que la constitución genética de las poblaciones está sujeta a variaciones
en el curso del tiempo bajo el efecto de diversos fenómenos. Tenemos así las mutaciones (modificaciones súbitas y
discontinuas que afectan a los genes o a los cromosomas) y las hibridaciones (cruzamientos entre
individuos con genotipos diferentes). El medio desempeña un papel selectivo por
eliminación de los genotipos menos adaptados del conjunto de nuevas
combinaciones genéticas así creadas. La combinación de los dos mecanismos –variación
genética y selección ecológica-, cuando es seguido de un aislamiento de las
poblaciones, conduce a la constitución de tipos nuevos en armonía más estrecha
con las condiciones locales. Así, pueden aparecer, en el seno de una misma
especie, distintos ecotipos, poblaciones
más o menos diferenciadas morfológicamente y adaptadas a hábitats particulares.
A la inversa de lo que sucede con las adaptaciones fenotípicas, los caracteres
de los ecotipos son de naturaleza genotípica (genes reproducidos de manera
idéntica en todas sus células) y por tanto, hereditaria, y se mantienen cuando
los individuos son trasladados a un nuevo hábitat. Los ecotipos pueden ser
considerados como variedades o subespecies caso del enebro común (Juniperus communis) y
la subespecie enana (J.c. nana) que representa un ecotipo climático de porte prostrado,
que crece en el piso subalpino, o como especies propiamente dichas cuando sus
caracteres son muy marcados. Sería el caso de la Gentiana kochiana de las
montañas calcáreas y la G. clusii de las cadenas graníticas, dos ecotipos
edáficos de una misma especie inicial: G. acaulis.